Después de los 50 años, el cuerpo pierde masa muscular, disminuyen los niveles de hierro, ácido fólico y vitaminas D, C, E y B12, la deficiencia de éstos nutrientes pueden provocar la aparición de signos clínicos que afecten la capacidad para desarrollar funciones específicas del organismo, comprometiendo a largo plazo la calidad de vida.
De cada tres adultos mayores, uno presenta algún tipo de enfermedad crónica; que puede ser de tipo cardíaca, cerebro vascular, pulmonar, diabetes, hipertensión arterial, deterioro cognitivo, depresión, y cáncer; de ahí que es recomendable combinar una alimentación con 30 minutos diarios de actividad física.
Las comidas de los adultos mayores, que deben ser higiénicas, apetecibles, fáciles de preparar, masticar y digerir; tienen que incluir alimentos como:
- Lácteos (leche, yogur o queso fresco semidescremado o descremado, 3 veces al día).
- Verduras y frutas de distintos colores, especialmente las verdes (2 platos diarios).
- Frutos secos (nueces, avellanas y almendras).
- Proteínas (carne, pollo o pescado).
- Carbohidratos (arroz y el pan integral).
- Aceite de canola y oliva.
- Potasio (guineo o tomate).
- Grasas (con moderación).
Es importante que los adultos mayores se hidraten por eso es necesario el consumo de 6 a 8 vasos de agua al día, además de la disminución del azúcar y la sal en las comidas. Esta última para reducir el riesgo de hipertensión.
Cada adulto mayor es diferente y su médico de cabecera podrá indicarle sus requerimientos alimenticios tomando en cuenta su edad, estado de salud y actividades diarias.
¡Recuerde que cuidar la salud es amar la vida!