En tiempos de emergencia sanitaria, en el Hogar del Corazón de Jesús desde el mes de junio y previa coordinación con el área de gerontología se lleva a cabo el programa de visitas de familiares a residentes, a la actualidad se ha llegado a más de 321 visitas.
El amor de las familias que vienen a visitar a sus adultos mayores que viven en la institución que pertenece a la Junta de Beneficencia de Guayaquil no conoce barreras, la lámina acrílica de bioseguridad que los separa no es impedimento para intercambiar gratos momentos de unión familiar donde se mezcla la alegría de reencontrarse y donde un teléfono celular o intercomunicador facilita los diálogos.
Sandra Terán ha perdido la cuenta cuantas veces ha venido en esta emergencia sanitaria e incluso valiéndose de una bicicleta para visitar a su mamá Luciana Calderón quien reside en el Hogar hace más de ocho años, en los encuentros en que se valen de un intercomunicador conversan sobre la jornada laboral de Sandra quien trabaja en una clínica; Luciana le comenta del inmenso amor que el padre le profesaba a su hija , consulta sobre sus nietos o comenta sobre las grandes amistades que tiene en el Hogar mientras disfruta del “café falseta” (café de haba) que le trae su hija acompañado de un pastel casero de espinacas , o de lo feliz que pasó el día de su cumpleaños cuando recibió una torta para compartir con otras residentes. Luciana es conocida como luchita silvestre y a la actualidad da consejos de infusiones herbolarias para que Sandra les transmita a sus amigas o familiares.
Por otro lado el residente Manuel Toledo refiere lo feliz que se siente de recibir estas visitas, el Día del Padre se sintió feliz al ver a sus hijas Shirley y Daniza y sus bellas nietas que lo agasajaron con globos y dulces.
Uno de los efectos más nocivos de la cuarentena es la necesidad de un aislamiento por protección y en ese aislamiento hay una separación no natural de los residentes con sus familiares .Al no todos contar o manejar de manera óptima tecnologías tanto residentes como familiares y ver que no era suficiente con las visitas virtuales , se pensó en cómo hacer posibles las visitas presenciales cumpliendo con las medidas de bioseguridad .Para muchos familiares ha sido un alivio ver sonreír , gesticular, hablar , moverse a los residentes; lo mismo los residentes han sentido tranquilidad al saber que sus familiares están bien y pueden venir a verlos; es necesario para ellos ver a la persona y es lo que ha permitido estas visitas con una barrera casi imperceptible pero cien por ciento segura, expresó la gerontóloga Camila Valdivieso.